La llegada del verano suele traducirse, fotográficamente hablando, en cielos rasos sin apenas atractivo, poca visibilidad por la calima, luz y sombras muy duras y, sobre todo, mucho calor. Por ello, es la mejor época para realizar una de las disciplinas fotográficas más impresionantes y que más auge están teniendo en los últimos tiempos: la fotografía nocturna de larga exposición de paisaje. Básicamente, se trata de fotografiar por la noche utilizando la luz que refleja la Luna, iluminando artificialmente la escena con linternas o flashes, o una combinación de ambas. El resultado, casi siempre sorprendente si se hace con un mínimo de gusto, dista mucho de lo que se puede realizar durante el día.
La cantidad de luz en la noche depende muchísimo de la contaminación lumínica y de si hay Luna o no, y de la fase de ésta. Con Luna llena podemos ver perfectamente el paisaje a simple vista. Sin Luna la visión se reduce mucho, pero suele ser mejor para fotografiar. Por tanto, obtener exposiciones largas con trazos de estrellas con Luna llena suele ser difícil. Y al contrario, obtener estrellas como puntos y el paisaje algo iluminado sin Luna es también muy complicado. Por ello, la presencia, hora de salida y puesta y la fase de la Luna es un parámetro que debemos controlar. No ilumina igual una Luna casi menguante que una llena y es algo que condiciona completamente esta disciplina. Yo sin duda prefiero en muchos casos las noches sin Luna para ver el firmamento en todo su esplendor. Por supuesto, cuanto más alejados de poblaciones y más altos estemos mejores cielos.
Las estrellas suelen ser las reinas del firmamento nocturno. La estrella Polar, situada en la constelación de la Osa Menor, nos indica el Norte y es la única estrella del hemisferio Norte que no se mueve, que permanece fija (siempre tomando como punto de referencia la Tierra). El resto de estrellas “giran” alrededor de ella formando una elipse. Cuanto más alejadas de la estrella Polar, más rápidas se mueven las estrellas con respecto a nosotros. Por ello, para un mismo tiempo de exposición, los trazos serán más largos conforme encuadremos más hacia el sur.
Al realizarse en relativa oscuridad, esta disciplina tiene varias dificultades adicionales a la fotografía diurna: ¿Cómo encuadro, enfoco y mido la luz si todo está oscuro y no veo casi nada? Es mucho más fácil de lo que parece.
Encuadrar y medir la luz
Se realizan casi al unísono. Colocamos nuestra cámara en modo M y seleccionamos un ISO alto, abrimos diafragma al máximo y una exposición de varios segundos. Por ejemplo ISO 6400, f2.8 y 8 segundos. Encuadramos a ojo hacia donde esta nuestro motivo y realizamos la fotografía. Con esta combinación podremos ver la escena a través de la pantalla y podremos recuadrar tantas veces como haga falta (realizando tantas fotos prueba como hagan falta) para componer correctamente la imagen. Hay que asegurarse que estamos seguros que está bien compuesta y que nos gusta el encuadre, ya que la toma de fotografías nocturnas es un proceso largo y la noche se pasa volando, más en verano que las noches son cortas. No se puede perder media hora en un encuadre que realmente no nos gusta.
¿Cómo mido la luz si está oscuro? Es muy fácil con la ayuda del histograma. Revisa el histograma de tu última fotografía y comprueba si la cantidad de luz es correcta, está sobrexpuesta o está subexpuesta. Conviene recordar que estamos realizando fotografía nocturna y que el histograma, por lo general, debe estar desplazado a la izquierda sin tocar el borde, ya que tendremos gran cantidad de tonos oscuros (negros y grises, normalmente sin blancos) en la escena. No es que nuestra imagen “esté” oscura, es que “es” oscura por ser nocturna.
Aconsejo siempre que aunque esté echado a la izquierda, siempre alcance la zona central. Una cosa es una imagen nocturna y otra es una imagen muy oscura. Por otro lado, salvo las noches con Luna, las imágenes nocturnas de paisaje no urbano tienen que parecer eso, fotos nocturnas, no de día. No eches muy a la derecha el histograma salvo que sepas qué estás haciendo.
Correr el histograma a la derecha o la izquierda se suele hacer subiendo o bajando el ISO, y a veces con el tiempo (si es posible), pero a máximo 20 segundos. El diafragma siempre tiene que estar abierto al máximo para captar el máximo de luz.
Tiempo e ISO
Para determinar los valores definitivos y saber si variar el ISO o el tiempo, necesitamos saber qué tipo de fotografía queremos: estrellas como puntos o trazos. Si queremos que la Vía Láctea o las estrellas salgan como puntos fijos en nuestra fotografía, tenemos que emplear un ISO alto como 6400 y velocidades de 20 segundos o menos. No nos preocupemos por usar un ISO tan alto, todas las cámaras mas o menos actuales suelen soportar con un nivel de ruido muy aceptable estos valores. Cuanto más ISO más estrellas saldrán. Y con tiempos de 25 segundos o más las estrellas ya no serán puntos, serán trazas muy cortas y no nos gustará. O son claramente puntos o claramente trazas, sin medias tintas.
Estrellas como puntos con 15 segundos de exposición e ISO 12800
Por el contrario, si queremos que las estrellas salgan con trazas (debido a su movimiento aparente respecto a nosotros), debemos utilizar velocidades mucho más lentas, de entre media hora a una hora y un ISO bajo, como 200 o 400.
En ausencia de Luna o con muy poca iluminación se pueden conseguir exposiciones de incluso 1’5 horas. ¿Cómo se indica a la cámara que haga exposiciones tan largas? Utilizando el modo “bulb”, que es una opción (normalmente en modo M, situado justo después de alcanzar los 30″) que abre el obturador en el momento que presionamos el disparador y lo cierra en el momento que desbloqueamos el disparador y lo soltamos, controlando así nosotros el tiempo, desde 1 segundo, hasta que la batería aguante. Para ello se hace imprescindible un disparador remoto, mejor si es programable, pudiendo así escoger exactamente el tiempo que va a estar abierto el obturador.
Si queremos iluminar parte de nuestra foto con luz de flash externo o linterna debemos controlar la potencia o duración de la iluminación teniendo en cuenta el ISO utilizado (el tiempo no influye). Primero la prueba y error y luego la experiencia nos ayudaran a definir estos parámetros.
El enfoque a oscuras
Para enfocar hay varias técnicas. La más rápida es iluminar algo que la cámara pueda ver bien (los reflectantes van muy bien) y que esté suficientemente alejada de la cámara para que ya sea parte del fondo. Es lo que se llama plano de infinito y os aseguro que funciona. Una vez enfocado, acordémonos de desconectar el enfoque automático (AF) poniéndo enfoque manual (MF), para que no trate de volver a enfocar cuando nos dispongamos a realizar la fotografía. Con este método no necesitamos recurrir a la hiperfocal, técnica compleja que no siempre da buenos resultados y que algunos justifican erróneamente como la única opción para realizar un correcto enfoque.
Siempre se deben revisar todas las fotos tras hacerlas y comprobar que el enfoque está correcto ampliando la imagen en pantalla. Es muy fácil que accidentalmente toquemos el anillo del enfoque manipulando la cámara y éste se mueva accidentalmente, desenfocando las fotos. Y si no las revisamos en el momento de hacerlas, al llegar a casa comprobaremos el desastre que hemos cometido por no ser meticulosos al comprobar el enfoque. Esto le pasa a mucha gente.
Otra opción es si nuestro objetivo o cámara tiene la escala de enfoque manual, colocamos el enfoque en manual y regulamos a infinito el enfoque de este. Esta última opción, siempre la escala de enfoque de nuestro objetivo esté correcta, nos aseguramos un enfoque perfecto de nuestra escena.
Circumpolar de 120 minutos a ISO 200
Balance de blancos (WB)
Recomiendo que esté en tungsteno/incandescente (unos 3200ºK), suele ser el símbolo de la bombilla. De esta manera tendremos cielos más azules con poca o nula contaminación lumínica.
Realización de la fotografía
Una vez encuadrado, medida la luz y enfocado, la cámara en ningún momento debe moverse ni hay que tocar el zoom. Realizaremos la fotografía con el disparador para no tocar la cámara y esperaremos el tiempo que hayamos medido. Terminada la toma, hay que revisar el histograma (centrado y hacia la izquierda), si esta enfocada (amplíala), está movida (viento, trípode endeble, terreno inestable…) y que no se nos ha colado ningún elemento extraño en la escena (desde una bolsa que no habíamos visto o el trípode un compañero que realiza una toma dentro de nuestro encuadre).
Solo nos queda repetir la operación en otros encuadres para disfrutar de una velada de lo más fotogénica. Al principio es normal que pueda parecer un mundo y no obtengamos resultados óptimos, pero es cogerle el punto y aprender de los errores. Os aseguro que repetiréis.
Vía Láctea y castillo iluminado. 15 segundos e ISO 12800.
¿Qué equipo necesitas? No es nada del otro mundo y suele ser bastante asequible:
- Cámara digital réflex o sin espejo con modo “bulb”.
- Trípode y disparador remoto.
- Al menos una batería adicional (esta disciplina “devora” las baterías, al estar el obturador mucho tiempo abierto)
- Linterna muy recomendable, tanto para moverse uno mismo como para iluminar la escena. Pueden ir acompañados por geles de colores para corregir la temperatura de color.
- Buena compañía, tanto para echarse unas risas como para ayudaros a iluminar. Por seguridad, nunca hay que ir solo, y menos de noche.
- Y por supuesto, respeta el entorno (ruinas, bosques, campos, propiedades privadas…). Ninguna foto justifica alterar el medio y mucho menos hacer fuego o pirotécnia si hay un mínimo riesgo de incendio.
Podéis aprender, afianzar y practicar tanto estos como muchos otros conceptos y trucos en mis talleres de fotografía nocturna. ¡Te espero!