Siguiendo los consejos de tus amigos aficionados a la fotografía, te compraste una réflex o una compacta de gama alta, con capacidad de almacenar las imágenes en formato RAW, que te dijeron que es lo mejor, que es el “negativo” digital y que con eso sacarás más partido a todas tus tomas.
Pero primero te has molestado en conocer el funcionamiento de tu máquina, has leído sobre técnica todo lo que se te ha puesto delante, participas de “oyente” en más de un foro de fotografía, eres asiduo a unos cuantos blogs e incluso has realizado un curso de fotografía básica.
De hecho eres capaz de sacar fotos que empiezan a gustar a tus allegados y disfrutas de este apasionante mundo, pero a tus fotos les falta “eso” que tienen las que tanto admiras, algunas las ves y piensas que la tienes igual, pero no parece tan buena: ¿Será el objetivo? ¿Ha utilizado filtros? ¿Alguna técnica que desconozco?
Realmente ha llegado el momento de utilizar el formato RAW de tu cámara y completar el proceso fotográfico:
1 PENSAR, 2 COMPONER, 3 FOTOGRAFIAR, 4 PROCESAR
Efectivamente, de una imagen en “crudo” (tal cual sale de la cámara) se puede obtener mucha información que hará que se aproxime a la idea que teníamos originariamente cuando realizamos la toma.
El archivo RAW contiene toda la información que captó el sensor en el momento del disparo, y con el procesado posterior del mismo podemos interpretar la imagen como precisemos. Retrotrayéndonos a la época analógica, vendría a ser la fase que realizaban los laboratorios con nuestros carretes, pero que actualmente gracias al software ese control pasa a nosotros.
Cuando disparamos en JPG, la cámara aplica unos parámetros automáticos (luz, contraste, saturación, balance de blancos…) y casi nunca suele acertar con lo que ven nuestros ojos. El RAW nos brinda la oportunidad de ser nosotros quienes apliquemos esos parámetros, bien foto a foto, o a un conjunto de fotos similares. El resultado es claramente superior y mucho más cercano a la realidad, aunque también podemos recrear realidades que no se dieron en el momento que estábamos realizando la foto pero que sí se dan de forma natural, solo que no estábamos ahí en ese preciso instante.
Actualmente en el mercado existen numerosos programas de procesado de imágenes, los propios de cada marca de cámara como el DPP de canon , el Capture NX de Nikon, otros como Aperture de Apple, Bible , Capture One, Adobe Camera Raw y posiblemente el más utilizado Lightroom de Adobe. Quizá el éxito de Lightroom se deba por ser multiplataforma, versátil, intuitivo, se integra con Photoshop y tiene un flujo de trabajo coherente, lógico, práctico y, sobre todo, rápido.
El flujo de trabajo es el proceso que realizamos desde que descargamos la imagen al ordenador hasta que finalizamos su procesado. Ello incluye, diversos módulos, ordenados de manera secuencial. Primero la importación o descarga, catalogación por palabras clave, orden y clasificación de nuestras fotos para luego poder acceder a ellas sin ningún problema. ¿Cómo busco fotos de ríos o las fotos de mi hijo en todo el maremágnum de mis fotografías? Usando las palabras clave que anteriormente hemos introducido en nuestras fotografías.
Seguidamente procedemos al revelado, y es aquí donde se obra el procesado de la fotografía. Una imagen sin procesar, según las condiciones de la toma, suele llegar a parecer falta de color, carente de contraste y poco nítida. Y esto no significa que la información no se encuentre en el archivo, solo que ésta no se muestra y para eso están los programas de procesado.
Con unos simples ajustes una imagen puede pasar de inerte a vital. Y con un buen control de los parámetros básicos transformarla en una obra realmente atractiva, sabiendo enfatizar esos tonos que tenía la toma tal cual la vimos en su momento, o realzar el contraste para dar fuerza.
Pero Lightroom no solo nos permite estas “pequeñas” mejoras, sin necesidad de llegar al manido “retoque” de Photoshop, con este potente software podremos trasformar imágenes a Blanco y Negro eligiendo nosotros el tipo de procesado que queremos, bien duotonos, sepias, etc. Y por último con experiencia, podremos adentrarnos en modificaciones puntuales dentro de una imagen utilizando los pinceles de ajuste, o degradar cielos con un filtro degradado a medida. Todo un mundo que necesariamente ha de complementar y completar nuestra afición por la captura de fotografías.
En Objetivo Valencia realizamos periódicamente un taller de procesado digital con Lightroom que estamos convencidos que te será de mucha utilidad.