“La mayor ola de frío siberiana desde 2005 congelará los termómetros”. Así encabezaba su portada un diario nacional el pasado miércoles día 1 de febrero de 2012. Estábamos al tanto desde hace días de estas circunstancias y maquinábamos repetir la experiencia que ya realizamos el año pasado en estas mismas fechas cerca de la estación de esquí de Valdelinares (Teruel) para probar material y aclimatarnos para nuestros viajes a Laponia y Groenlandia. En aquella ocasión alcanzamos los -14º C, pero sin la presencia del temido viento.
El día que había previsión de mayor caída de temperaturas era el viernes día 3. Dispusimos todo el material para poder fotografiar y acampar sobre la nieve en unas condiciones de frio y viento extremos y partimos hacia nuestro destino realizando una parada en la helada cascada de la Hiedra o Fuen Narices, en el término de Mora de Rubielos.
Tras una primera toma de contacto con los -8º C que hacían en la cascada, llegamos a las inmediaciones del Peñarroya (2.028 m), máxima altura de Teruel, donde realizamos unas pocas tomas a una masía cercana a Valdelinares. La temperatura ya alcanza los -13º con viento fuerte y racheado que hace que la sensación térmica sea mucho más baja. Luego buscamos un encuadre para un ocaso que se presenta muy parco en colores y nulo en nubes, sin casi atractivo a pesar de lo cual disparamos algunas fotos. Nos trasladamos a uno de los parkings de la estación de esquí y aparcamos el vehículo para, aun con luz, buscar encuadres para la sesión nocturna.
Empieza la fiesta de verdad. Ya estamos a -15,5º C y ha amainado algo el viento, pero aun así, sopla racheado. Ataviados con ropa apropiada para estas temperaturas, realizamos algunos encuadres iluminados por una luna casi llena y con precioso cielo raso y estrellado, en el cual destacan los planetas Júpiter y Venus, y las constelaciones de la Osa Mayor, Orión y Can Mayor, en la cual está la estrella más brillante del invierno, Sirio.
Tras la parada para cenar vuelve a arreciar el viento y aparecen en el cielo nubes orográficas que, literalmente, vuelan. Proseguimos el festival del frío esta vez alcanzando los -17º C. Aprovechamos las nubes, siempre en exposiciones que no exceden de unos cuantos segundos debido a la gran cantidad de luz de la luna y a la rapidez de paso de las nubes, momentos de disfrute fotográfico y personal al máximo a pesar de las circunstancias.
Pasada la 1 de la madrugada, decidimos acampar a 1970 m. de altura en un lugar lo más resguardado y fotogénico posible. Montar la tienda de campaña fue todo un show debido al viento y, sobre todo, a un suelo congelado que impedía clavar bien las piquetas. Durante la noche arrecia aún más la ventisca y la tienda queda parcialmente cubierta por nieve, pero no nos impide disfrutar de un plácido sueño en un «alojamiento de mil estrellas».
Pasadas las 6 de la mañana nos despertamos para recoger la tienda y hacer fotos del amanecer. Nuestro termómetro marca -18º C (luego lo corroboramos con el de la propia estación) con una ventisca mayor que cualquier otra que hayamos sufrido, llevando la sensación térmica entre los -35º C y los -40º C, ya peligrosa para el ser humano aún acostumbrado y equipado para el frío extremo. Ni en el viaje de Luis a la Antártida de hace 2 años hizo tanto frío en cuanto a sensación térmica.
El motivo de realizar estas «sanas locuras», además de fotografiar, es la de probar en condiciones extremas tanto el material fotográfico como de la ropa a llevar a nuestros viajes al Ártico para no encontrarnos con sorpresas desagradables sin solución.
En resumen una experiencia que estamos deseando repetir con alguno de vosotros en breve, pero eso sí, en una situación bastante menos extrema. Disfrutad del reportaje como nosotros lo disfrutamos realizándolo.
1 Comentario
He visto las fotos y me han gustado mucho .y en especial la de la cascada de la hiedra
mora de rubielos 10- 2- 2012.
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